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Hay libros y libros. Hay libros hechos para el presente, para que sean leídos ahora, consumidos ahora y, en muchos casos, olvidados, también ahora mismo. Hay libros compuestos para un tipo de presente que cabría calificar como continuo, pues acudimos a ellos cuando necesitamos conocer alguna cuestión puntual; son libros que están, pero que solo son cuando los requerimos. Hay libros que valen mucho porque, quizás, pueden ser leídos por muy pocos; son libros que están tan anclados en el pasado que solo un contadísimo número de lectores, mentalmente contextualizados, puede acceder a lo que nos cuentan estos volúmenes. Repito: hay libros y libros…

Hay libros comprometidos y libros neutrales, libros que desbordan pasiones y libros que las contraen, libros que dan «algo» y libros que existen porque reciben «algo» del lector. Hay libros libres y libros que libran. Libros, libros y más libros hay… Algunos hacen soñar; otros inquietan; aquellos dan miedo y estos hacen reír; los de arriba enseñan; los de abajo, a su manera, también. Hay libros, bastante pocos, por cierto, que llegan a transformar el mundo, aunque todos, de un modo u otro, transforman a los individuos que los leen.

Hay, pues, repito una vez más, libros y libros; y este que tienes en tus manos es un libro, un libro con unas características muy especiales, un libro que no ha sido hecho para el presente, aunque sus páginas serán, sin duda, devoradas en unos días; y que no se ha compuesto como un manual para que tenga esa suerte de presente continuo, aunque espero que su mera visión sirva de guía, de faro, para recordar el camino andado, atender a los arrecifes costeros vitales y preparar el atraque para el mejor puerto. Este es un libro que no se ubica en el pasado, a pesar de que estas páginas hablen de un tiempo pretérito que no ha de volver y que solo sus autores saben contextualizar. Este libro es la suma de los pasados hecha en el presente para que se pueda proyectar el futuro… He aquí, mi dilecto lector, una primera definición de lo que tienes frente a ti.

Pero es más, mucho más. Este libro representa un compromiso, una voluntad explícita por fijar por escrito, en la mayoría de los casos de forma aséptica, la apasionante y apasionada experiencia de la vida; da lo mejor de sus autores y recibe de ti los premios de tu atención y cuidados. Por todo ello, permíteme que te adelante mi particular agradecimiento por su lectura y tu comprensión, pues contienen estas páginas un ejercicio narrativo escolar que no servirá quizás para transformar el mundo, aunque todos los que nos hayamos implicado en él sintamos en lo más hondo que ha cambiado nuestro mundo, lo que no es poco, ¿verdad?

A LOS LECTORES; ASÍ, EN GENERAL…

Estoy seguro de que una de las preguntas que te has podido formular nada más ver el libro es esta: «¿Nuestro libro 2? ¿Hubo un Nuestro libro 1?». Te respondo: sí, sí hubo un primer Nuestro libro. Se publicó en junio de 2010 y tuvo como autores al alumnado de la 1ª Promoción del PCE de Operaciones auxiliares de servicios administrativos y ge¬nerales, grabación y tratamiento de datos y documentos, 2008-2010, del IES José Zerpa.

Tres años después de esta primera experiencia, nos embarcamos en repetirla haciendo lo posible por mejorarla. Esta «mejoría» propuesta no debes convertirla en la conclusión de que este segundo libro es mejor que su precedente, porque no es así. Los dos son excelentes porque su contenido es excelente, quienes lo han elaborado eran y son excelentes personas y el deseo de sacarlo adelante merece la calificación de excelente. Entenderás que tantas excelencias deben impedir que se comparen sus fondos; por eso, centrémonos en su forma.

A diferencia del primero, este libro incluye al alumnado de las dos familias profesionales que en el presente año escolar 2012-2013 tienen grupos en segundo curso del PCE: por un lado, Transporte y Mantenimiento de Vehículos; por el otro, Administración y Gestión. Añade a lo apuntado el hecho de que contiene este volumen algunos elementos singulares con respecto a la edición de 2010: fotografías, esta introducción, un epílogo, una visión más conceptual del producto final, etc.

Lo expuesto es la forma; el fondo, los objetivos trazados con la iniciativa, son los mismos: hay un gran objetivo en la cima del proyecto y un buen número de objetivos menores que conforman la base. El objetivo principal de Nuestro libro es que los alumnos realicen un ejercicio de introspección sobre su trayectoria académica y personal hasta este momento. Se trata de una tarea psicológica que persigue el refuerzo de la autoestima y que se asienta sobre una premisa inicial: para llegar hasta aquí han tenido que dejar atrás muchas dificultades y problemas. En este sentido, nuestro mantra ha sido y es: «Sé consciente de lo duro que ha sido el camino para que valores lo que tienes y puedas proyectar con claridad la imagen de lo que quieres tener».

El corazón de este libro está distribuido en cinco capítulos: Capítulo 1. Nuevos en el Mundo (0-6 años), desde que nacen hasta que entran en primaria; Capítulo 2. La primera estación (6-12 años), abarca la etapa de primaria; Capítulo 3. La ESO que fue eso (12-16 años), se centra en su etapa de la Educación Secundaria Obligatoria; Capítulo 4. Historias del PCE (16-18 años), se ciñe a su bienio de permanencia en los programas de cualificación; y Capítulo 5. 25 años después, que debe verse como un ejercicio de reflexión sobre cómo creen que serán sus vidas y cómo les gustaría que fuesen.

Los objetivos secundarios están relacionados con el currículo del módulo Ámbito de comunicación, que ha servido de vehículo de conexión con los autores de los dos libros referidos. La realización de un libro como este ha supuesto la atención de numerosos frentes lingüísticos que, por una parte, han consolidado una manera diferente de trabajar un área como la de Lengua castellana y literatura; y, por la otra, han permitido fijar hábitos de trabajo intelectual y académico saludables. ¿Por qué? Veamos:

[1] Se creó un plan de trabajo tan estricto como razonable: a partir de la creación y fijación de las fases de trabajo, el alumnado fue cumpliendo con ellas de manera adecuada, lo que daba a entender que la iniciativa les resultaba motivadora y, al mismo tiempo, que había un claro interés por que se le valorase el trabajo realizado de cara a las notas del módulo.

[2] Se les hizo llegar puntualmente una serie de cuestionarios que debían responder siguiendo unos criterios muy concretos y remitir, cumpliendo un protocolo fijado para ello, a una cuenta de correo electrónico.

[3] Entre los contenidos formativos que se vieron favorecidos por la iniciativa, cabe citar los siguientes:
[3a] Uso de las TIC: Internet, correo electrónico, uso de procesadores de texto y normas de presentación, etc.
[3b] Potenciación de la comprensión lectora, ya que deben entender de manera cabal lo que se les pregunta y las instrucciones que se les da para elaborar sus testimonios y remitirlos. Al mismo tiempo, deben entender sin atisbo de duda qué es lo que han redactado sus otros compañeros.
[3c] Potenciación de la expresión escrita: no solo redactan la respuesta, sino que esta ha de ser coherente con respecto a la pregunta; se potencia, además, el uso del borrador y de la planificación para la elaboración de la contestación, la búsqueda de información en varias fuentes (familias, documentos…) y la autocorrección a través de las revisiones ortográficas de las aplicaciones.
[3d] Ponen en práctica técnicas de estudio como el esquema y el mapa conceptual gracias a la planificación de sus respuestas a través de los borradores y gracias también a la estructura que les muestra el índice.
[3e] Se trabaja una variada tipología textual: textos narrativos, expositivos, descriptivos, argumentativos e instructivos.
[3f] Se adquiere una percepción diferente sobre el valor del proceso creativo: el libro tiene Depósito Legal, lo que les lleva a sentirse autores y, en consecuencia, a “demandar”, por decirlo de algún modo, esta suerte de propiedad intelectual.
[3g] Aprenden a valorar los libros como objeto de conocimiento y como herramienta para testimoniar un pasado que desea ser compartido por el presente y conservado para el futuro.

Supongo que entre tantas virtudes como las que te muestro para una tarea como esta, cabe una pregunta como esta: si tan saludable, beneficiosa e instructiva es la iniciativa, ¿por qué no ha habido un Nuestro libro en los años 2011 y 2012? Solo puedo bajar la cabeza, esconder mis ojos de tu mirada, emitir un resoplido y lanzar un escuálido en inánime: «Uf, la respuesta es larga y compleja. Dejémosla para otra ocasión, ¿te parece?». Sigamos…

Obviamente, el libro es un libro por su contenido, sí, pero también por su aspecto. ¿A que se puede palpar, ver, oler? ¿A que sus páginas pueden ser hojeadas? En este sentido y para el volumen que nos ocupa, quiero agradecer la ayuda en el desarrollo y gestión de este proyecto a la editorial Words for World. No me cabe la menor duda de que sin su aportación el resultado final no sería el que tienes entre tus manos.

Aprovecho la senda de las gratitudes iniciada con la editorial para dar las gracias a Helena, Estefanía y Cathaysa, las educadoras sociales del IES José Zerpa durante el tercer trimestre, por el epílogo hecho para esta edición; un texto que, en buena medida, es la expresión escrita de la extraordinaria labor realizada con el alumnado de 2º de PCE, en concreto, y con el alumnado de los PCPI, en general, durante el periodo de estancia en nuestro centro.

Y, cómo no, muchas gracias, muchísimas, incontables gracias, a mi admirada compañera Goya Betancor Gutiérrez, y no solo por las excepcionales fotos de la cubierta y contracubierta, que son maravillosas, sino por ser partícipe de este Nuestro libro, tanto en la primera edición como en la segunda. Su sombra ha estado siempre presente y ha cobijado mucho de lo hecho y no poco de lo pensado y debatido.

nuestro_libro_2_portadaA LAS FAMILIAS Y SIN ÁNIMOS DE EXTENDERME…

Me gustaría que pudiesen ver en estas páginas, en la esencia última que cabe hallar en lo que leen, el sentimiento de gratitud de sus hijos, que no es ni debería ser escaso; y, por extensión, de cuantos hemos tenido la fortuna de compartir con ellos los últimos dos o tres años, que es muchísimo.

A través de este viaje en el tiempo por las palabras, sus hijos han ido reconstruyendo los años que ustedes, con ellos, han vivido. Estoy absolutamente convencido de que el reflejo de estos años en estas páginas es somero, tan escueto y sutil que, sin duda, pueden llegar a pensar que aquí no se refleja sino la capa exterior de una convivencia. Y tienen toda la razón: ¿dónde quedan ―se preguntarán― sus desvelos, sus atenciones, sus cuidados o ese día a día que se construye desde la cotidianeidad y que parece no tenerse nunca en cuenta, aunque tenga una importancia clave: hacer de despertador, las comidas, la ropa, los primeros amores en forma de torpezas por parte de ellos y los primeros desamores en forma de lágrimas, los valores transmitidos, los castigos, los premios, las idas y venidas para ir a entrenar, las atenciones médicas, los mensajes que deben medirse para que no les afecten, el abrazo espontáneo, la arenga necesaria, el pasado compartido, el mejor futuro deseado…? ¿Dónde están escritos los millones de minutos bajo el sentimiento de que tienen ustedes un sagrado contrato con la vida para protegerles y que ellos, sus hijos, nuestros alumnos, muchas veces parecen no darse cuenta ni tener en la debida consideración?

Nos fijamos en los grandes hechos (el título, el premio…) y solemos olvidarnos de los pequeños detalles sin los cuales los éxitos jamás llegarían. Y eso es lo que yo quisiera que viesen en este libro: el mayor o menor reconocimiento de sus hijos y de cuantos hemos pertenecido a su vida académica a esos detalles, tan pequeños como grandiosos, tan rutinarios como excepcionales…

Y si no es en el presente de estas páginas donde han de encontrar sus hijos la manera de darles las gracias, no se preocupen: en el futuro, cuando tengan hijos, hallarán el auténtico valor que tiene la gratitud que ahora les transmito a través de este agradecido libro.

Y A USTEDES, MIS ALUMNOS, CON ESE AROMA DE DESPEDIDA QUE YA SE PERCIBE…

El título de esta introducción ya les avisa de cuáles son mis intenciones: ofrecerles unas sencillas anotaciones que sirvan para configurar la última lección que les daré, la cual, en el fondo, no deja de ser la primera y, en cierta medida, la única que siempre he querido darles porque brotaba, de una manera u otra, en nuestros debates académicos (¡cuánto hemos hablado en clase! ¿Verdad?).

¿Recuerdan el primer día de clase conmigo? No me interesa tanto que evoquen la evolución de sus rostros antes («¿Quién nos dará Ámbito de Comunicación? ¿Será guapo? ¿Será listo? ¿Será chachi?») y después de conocerme («Dios mío, ¡sáquenme de aquí, que soy muy joven todavía!»); no, no me refiero a esto, sino a un enunciado, quiero que recuerden algo que en su momento les dije y que les he recordado en no pocas ocasiones: Esto se acaba… Cómo pasa el tiempo, cómo se va: ayer nos conocíamos, hoy nos despedimos; ayer veían lejana la meta, hoy la están rebasando… Todo se acaba. Primera anotación: lo que les he puesto en cursiva, Esto se acaba… Todo se acaba.

Segunda anotación: no están al margen ni del mundo ni de los seres humanos. ¿A que he sido pesado con esto? Ustedes pertenecen a un mundo que les ha visto nacer y que les verá morir, un mundo que les da mucho y al que ustedes tienen que corresponder de alguna manera. Son las reglas de la convivencia; unas reglas que deben verse más como una respuesta biológica hacia la socialización que como una asunción de normas para que sea posible caminar en la misma acera sin tener que empujarnos. Son, somos, animales sociales y no podemos prescindir de esta condición; en consecuencia, no son ajenos a nada de lo que les rodea. Tienen el derecho y el deber de conocer el mundo en el que viven y en el que han de vivir sus hijos. Este conocimiento les obliga, en cierta medida, a contribuir a que sea el mejor mundo posible.

Como no están por encima de nadie y están donde están porque muchos les han dado a ustedes no poco, ahí va la tercera anotación: ni se olviden del pasado ni renieguen de sus orígenes. No hago una alabanza hacia una remembranza ñoña del tipo: «Cualquier tiempo pasado fue mejor», porque, entre otras razones, no estoy de acuerdo con esta afirmación. De lo que les hablo es de la necesidad de que nunca se olviden que están donde se hallan porque sus antepasados directos (familia) e indirectos (vecinos y ciudadanos…) han dado los pasos que han dado para que se sitúen en el lugar en el que se encuentran. Cuando lleguen muy lejos y muy alto, no se olviden jamás de dar las gracias a quienes están muy detrás y muy bajo, pues, sin duda alguna, este agradecimiento de ustedes es la respuesta hermosa a los buenos deseos de aquellos y a su voluntad por hacer posible que hayan alcanzado un lugar tan destacado. Nunca sean ingratos, nunca…

La penúltima anotación tiene que ver con la libertad (¡cómo no iba a hablarles de esta hermosa palabra!): sean libres en el pensamiento, sean libres en sus actos y luchen por la libertad, así, en general, pues sin ella nada hay porque nada se puede hacer. Quienes amamos la libertad hacemos lo posible por que la nuestra no se traduzca en que la de nuestros semejantes sea menor. Luchen por que la libertad que para ustedes quieren sea la misma que tengan tus semejantes; de lo contrario, su libertad no tiene ningún sentido porque no se desarrolla en un entorno «limpio», sino en el viciado de las tiranías y las dictaduras, donde la libertad de unos se edifica sobre la opresión de otros. Recuerden que sus jardines han de ser bellos por sí mismo y no porque se han encargado de que los ajenos estén estropeados.

Voy terminando. Lo que ahora ven y sienten es el resultado de muchos años de trabajo, silencioso en muchos casos; activo, siempre. Muchos años en los que se ha tratado de dignificar y hacer buena la opción de los Programas de Cualificación Profesional Inicial. Recuerden siempre por qué vinieron a los PCPI, ya que así sabrán valorar el esfuerzo realizado; y no dejen de tener presente que un buen montón de personas están detrás de lo que simboliza un libro como este: familias, alumnado, profesorado, personal de administración y servicios, y equipo directivo. Repito: nunca sean ingratos, nunca; y añado: que tanto la palabra gracias, como los términos perdón y por favor, jamás falten. Abanderen sus vidas con estos tres bellos estandartes léxicos.

Por eso, hagan un último ejercicio práctico sobre lo expuesto considerando el mucho bien que les han hecho los compañeros docentes con los que he tenido la fortuna de trabajar en estos años (sus nombres aparecen en las dos páginas siguientes). También considero tan necesario como pertinente que den las gracias al extraordinario colectivo del personal de administración y servicios del centro: ¿Cómo que quiénes son? Anoten: en la administración del centro están Juani y Serafín; en la conserjería: María Jesús, Sari y Cristina; el eficaz personal de limpieza está compuesto por diez personas coordinadas por Fina, a quien verán en la zona A-bajo (a saber: Chelo, por las mañanas; Laly, en la zona B-bajo; Ángela, en la zona A-1ª planta; Maribel, en la zona B-1ª planta; Olga, en la zona A-2ª planta; Toñy, en la zona B-2ª planta; en Automoción, Mª Pino y Magnolia; y, en la zona D, Teresa y Carmen); y, cómo no, el compañero de Mantenimiento, el incombustible Mario. ¿A que coinciden conmigo en que todos se merecen nuestros más encendidos agradecimientos?

Tampoco deben olvidarse del equipo directivo, con Santiago al frente: a su derecha, Paqui, la vicedirectora, nuestra todoterreno; en la sombra, la diligente Andrea, la Secretaria del centro; y cuidándonos a todos, las queridas jefaturas de estudio. ¿Cómo olvidarnos de nuestras tres jefas? Muchos, de su paso en la ESO, recuerdan a Erotiva (venga, todos conmigo: ¡¡Gracias, Erotiva!!); por su vinculación con las familias profesionales del PCPI, por el turno y por lo mucho y bueno que ha hecho a los programas, cómo no tener presente a Gloria (repitan: ¡¡Gracias, Gloria!!); y, por supuestísimo, tres hurras por nuestras dos jefas de estudio de los PCPI (Salomé, el curso pasado y el anterior; y Sagrario, el presente), a quienes debemos todos (profesorado, alumnado, etc.) un enoooorme agradecimiento público por el magnífico trabajo que han realizado para que todos pudiésemos hacer lo que teníamos que hacer y para que ustedes estén ahora donde están.

Hecha la tarea de las gratitudes, vean cómo ahora hago yo la de los perdones y los «porfavores»: les pido mis más sinceras disculpas si en alguna ocasión no he estado a la altura de lo que esperaban de mí; por favor, atribuyan esta incapacidad a una suerte de inadaptación al medio social muy propia de este que les escribe. Perdón también si no me he dirigido a ustedes con la adecuada actitud y si no he sabido enseñarles más de lo que les he mostrado. Por favor, acepten estos perdones para que la conciencia de este humilde que les escribe pueda descansar.

No me enrollo más. Ya bastante me han padecido ustedes, mis alumnos, durante dos años, ¿verdad? Cuántos discursos, cuántas arengas, cuántas disertaciones, cuántas negociaciones… Ahora toca el silencio. El viaje con este Caronte particular que les ha tocado en el Ámbito de comunicación, en particular, y en los PCE, en general, ha terminado. Ya hemos llegado a la otra orilla. Gracias por pagarme con la amistad de su trato, con la limpieza de su corazón y por todo lo que junto a ustedes he aprendido… Hasta siempre.